La resiliencia es el proceso de adaptarse de forma efectiva a la adversidad. Cuando hablo de “adversidad” me refiero a un trauma, una tragedia, una amenaza, estresores potentes o situaciones de tensión significativas (tales como enfermedades o problemas serios de salud, dificultades en las relaciones interpersonales, situaciones estresantes en el ámbito laboral, problemas económicos importantes, etc).

Ser resiliente no implica que no se experimenten dificultades o angustia. De hecho, el sufrimiento emocional es algo que comparten las personas que han sufrido grandes adversidades o traumas en sus vidas. Es decir, el camino hacia la resiliencia contiene resistencias u obstáculos que afectan a nuestro estado de ánimo y bienestar emocional.
Asimismo, la resiliencia no es una característica que se tiene o no tiene. En efecto, la resiliencia puede aprenderse, mediante el desarrollo y la puesta en práctica de ciertos pensamientos, conductas y acciones.

Algunas variables que contribuyen a desarrollar la resiliencia son las siguientes:

– Disponer de apoyo y relaciones de cariño, de confianza, seguras y sanas, sean familiares, de pareja, o provengan de amistades, compañeros de trabajo…

– Tener una visión positiva de unx mismx, así como confianza en nuestras habilidades, cualidades y fortalezas.

– Ser capaz de manejar y lidiar con emociones fuertes y desagradables.

– Saber planificar y aplicar un proceso efectivo de resolución de problemas.

– Ser diestro en la comunicación interpersonal.

– Ser flexible y tolerante.

Todos estos factores pueden ser aprendidos por cualquier persona que se lo proponga y trabaje en su desarrollo.

De forma resumida, estos pasos te ayudarán a construir la resiliencia:

  • Intenta ver las crisis y los problemas como algo superable y una oportunidad para crecer, no como obstáculos.
  • Aprende del pasado y de las estrategias que pusiste en práctica y que te ayudaron a superar las adversidades.
  • Muévete en la dirección que te lleve hacia las metas u objetivos que quieres conseguir, mediante pequeños pasos cada día.
  • Acepta que el cambio, la impermanencia y el sufrimiento son parte de la vida.
  • Acepta la ayuda y el apoyo de tus personas significativas, aquellas que te quieren y te escuchan.
  • Sé activo y toma decisiones. Intenta no postergar. Ayúdate de un proceso efectivo de resolución de problemas.
  • Pon las cosas en perspectiva y relativiza. No les des más importancia de la que tienen.
  • Ten una visión optimista. No pierdas la esperanza. Visualiza aquello que quieres.
  • Cultiva una visión positiva de ti mismx. Cree en ti.
  • Cuídate y presta atención especial a tus necesidades y emociones.
  • Medita con regularidad.

Espero que estos consejos te ayuden a ser un poco más resiliente.

Recuerda que si la situación te supera y necesitas ayuda profesional, puedes concertar una consulta de psicología conmigo. Te atenderé presencialmente en mi Consulta de A Coruña o bien de forma online si lo prefieres.