Las redes sociales se han convertido en un elemento central de la vida contemporánea. Millones de personas dedican parte de su día a interactuar en plataformas digitales, compartiendo experiencias, buscando información o estableciendo vínculos. Sin embargo, más allá de su función comunicativa, las redes sociales impactan de manera profunda en la psicología individual y colectiva. Dos de los elementos más influyentes en este proceso son los “likes” y el algoritmo que organiza los contenidos, ambos capaces de modelar nuestra conducta y nuestras emociones.
El papel de los likes en la motivación y la autoestima
Los “likes” o “me gusta” son expresiones digitales de aprobación social. Desde una perspectiva psicológica, funcionan como reforzadores positivos: cuando una persona recibe un número elevado de reacciones a una publicación, se activa en su cerebro el circuito de recompensa, con la liberación de dopamina. Esta respuesta neuroquímica genera sensaciones de placer y satisfacción, lo que motiva a repetir la conducta de publicar contenido para obtener más reconocimiento.
Este mecanismo se asemeja a los principios básicos del condicionamiento operante descritos por B. F. Skinner. Así como los refuerzos en un experimento de laboratorio aumentan la probabilidad de que una conducta se repita, los likes cumplen esa función en la vida digital. Sin embargo, la búsqueda constante de aprobación puede volverse problemática. Cuando la autoestima depende en exceso de la validación externa, las personas pueden experimentar ansiedad, frustración o sentimientos de inferioridad si no reciben la cantidad de interacciones esperadas.
En adolescentes y jóvenes, este fenómeno resulta especialmente relevante, ya que se encuentran en etapas de desarrollo donde la identidad y la autoimagen están en construcción. Diversas investigaciones han encontrado asociaciones entre el bajo número de likes y el aumento de síntomas de ansiedad social, depresión o comparación negativa con los demás.
Comparación social y efecto en la autoimagen
El impacto de los likes no se entiende sin el contexto en el que se producen: un espacio donde la visibilidad y la comparación son constantes. La teoría de la comparación social, formulada por Leon Festinger, sostiene que los individuos evalúan sus propias capacidades y opiniones en relación con los demás. En redes sociales, esta comparación se intensifica porque la información está disponible de manera continua y porque suele mostrar versiones idealizadas de la vida de las personas.
La presencia de métricas visibles —como la cantidad de seguidores, comentarios o reacciones— facilita que las personas establezcan juicios sobre su propio valor en función del reconocimiento digital de otros. Así, los likes no solo refuerzan conductas, sino que también alimentan procesos de comparación social ascendente, en los que los usuarios tienden a verse en desventaja frente a quienes muestran más éxito, belleza o popularidad.
El algoritmo como moldeador invisible de la atención
Más allá de los likes, el algoritmo constituye la fuerza invisible que dirige la experiencia en redes sociales. A grandes rasgos, los algoritmos son sistemas de procesamiento de datos diseñados para mostrar a cada usuario contenidos que maximicen su tiempo de permanencia en la plataforma. Utilizan la información del comportamiento previo —los likes otorgados, el tiempo que se pasa en una publicación, las cuentas seguidas— para predecir qué contenidos generarán mayor interés.
Desde un punto de vista psicológico, esto significa que el algoritmo refuerza y amplifica las preferencias del usuario, creando una especie de “burbuja de contenido”. Aunque esta personalización puede resultar cómoda, también plantea riesgos. Uno de ellos es el sesgo de confirmación, la tendencia a buscar información que coincida con las creencias propias. El algoritmo, al priorizar contenidos similares a los ya consumidos, reduce la exposición a perspectivas diversas y fortalece estas dinámicas.
El diseño algorítmico también aprovecha la atención limitada del ser humano. Al ofrecer recompensas variables —un concepto estudiado en la psicología del aprendizaje— las redes generan incertidumbre sobre qué contenido aparecerá o qué reacción obtendrá una publicación. Este patrón intermitente de refuerzo resulta altamente adictivo, comparable a los mecanismos de las máquinas tragamonedas.
Impacto emocional y conductual del algoritmo
El efecto del algoritmo no se limita a la información que consumimos, sino que también influye en el modo en que nos relacionamos con los demás y con nosotros mismos. Al priorizar el contenido con mayor potencial de interacción, se da visibilidad a publicaciones que apelan a las emociones intensas, como la indignación, la euforia o la tristeza. Esto puede contribuir a la polarización social, al amplificar discursos extremos y dejar en segundo plano la reflexión más matizada.
En el plano individual, la exposición constante a contenidos seleccionados algorítmicamente puede generar una distorsión de la realidad. Por ejemplo, ver de manera repetida imágenes de estilos de vida lujosos, cuerpos idealizados o noticias negativas puede impactar en la percepción de lo que es “normal” y en las expectativas personales, aumentando la frustración y el malestar.
Estrategias de afrontamiento y uso consciente
Comprender cómo los likes y el algoritmo influyen en la conducta y en las emociones permite desarrollar estrategias para un uso más consciente de las redes sociales. Algunas de ellas incluyen:
-
Reflexionar sobre la motivación de uso: preguntarse si se está publicando para compartir una experiencia genuina o para buscar aprobación externa.
-
Gestionar la exposición a métricas: algunas plataformas permiten ocultar el número de likes, lo que puede reducir la presión de la comparación social.
-
Diversificar el contenido consumido: seguir cuentas con enfoques variados ayuda a contrarrestar la burbuja algorítmica.
-
Establecer límites de tiempo: reducir el uso compulsivo mediante horarios o recordatorios de desconexión contribuye a equilibrar la relación con las redes.
-
Practicar la autocompasión: recordar que las redes muestran versiones filtradas de la realidad y no reflejan de manera completa la vida de los demás.
Conclusión
Los likes y los algoritmos no son meras características técnicas de las redes sociales: son mecanismos psicológicos que influyen en la motivación, la autoestima, la comparación social y la manera en que se distribuye la atención. Si bien pueden generar placer y conexión, también conllevan riesgos de dependencia, distorsión de la autoimagen y exposición sesgada a la información.
La psicología de las redes sociales nos invita a analizar estos procesos de manera crítica y consciente. Reconocer que nuestra experiencia digital está mediada por refuerzos externos y decisiones algorítmicas es un primer paso para recuperar autonomía en el uso de estas plataformas. En última instancia, el desafío consiste en transformar la relación con las redes para que sean herramientas que favorezcan la conexión auténtica y el bienestar, en lugar de convertirse en fuentes de malestar emocional o de dependencia psicológica.
En la Consulta de Psicología General Sanitaria Ana García Rey realizamos terapia individualizada y de alto nivel, proporcionándote apoyo de calidad y técnicas eficaces.
Llámanos o manda un WhatsApp al teléfono: 644191359.
O, si lo prefieres, envía un email a: anagarciarey.psicologa@gmail.com.
Estamos entre los mejores psicólogos de A Coruña y online, con los mejores precios.