La validación es una necesidad humana básica. Desde que somos bebés, buscamos miradas, gestos y palabras que confirmen que estamos bien, que importamos, que somos vistos. Ser validados por los demás nos ayuda a construir una identidad, a sentir pertenencia y a desarrollar una autoestima saludable. Sin embargo, cuando esta necesidad se vuelve excesiva o constante, puede convertirse en una trampa emocional que limita nuestra libertad, nuestra autenticidad y nuestra paz interior.
¿Qué es la validación emocional?
La validación emocional es el reconocimiento y aceptación de lo que sentimos o pensamos. Puede provenir del entorno (validación externa) o de nosotros mismos (validación interna). Por ejemplo, cuando alguien escucha nuestro dolor sin juzgarlo, nos está validando emocionalmente. Cuando nosotros mismos reconocemos que estamos tristes y nos damos permiso para sentirlo, también nos estamos validando.
Ambas formas son importantes, pero muchas personas quedan atrapadas en una búsqueda constante de validación externa, como si su valor dependiera exclusivamente de la aprobación de los demás.
¿Por qué necesitamos validación?
La necesidad de validación tiene raíces profundas en nuestra historia personal y evolutiva. En la infancia, dependemos completamente del cuidado y la aceptación de los adultos para sobrevivir. Si nuestras emociones fueron ignoradas, ridiculizadas o rechazadas, probablemente aprendimos que debíamos reprimirlas o cambiarlas para ser aceptados.
Frases como “no llores por eso”, “eso no es para tanto” o “no seas exagerado” enseñan a los niños que lo que sienten no está bien, y que deben buscar fuera la confirmación de que sus emociones son válidas. Con el tiempo, esta dependencia puede reforzarse, haciendo que como adultos necesitemos constantemente aprobación para tomar decisiones, expresarnos o simplemente sentirnos suficientes.
Signos de una necesidad excesiva de validación
Aunque todos necesitamos cierta validación, hay señales que indican que esta necesidad puede estar desbalanceada:
-
Dificultad para tomar decisiones sin consultar a otros.
-
Miedo constante al rechazo o a no agradar.
-
Cambiar opiniones o comportamientos para encajar.
-
Sentirse mal si no se recibe reconocimiento o respuesta inmediata.
-
Buscar aprobación a través de redes sociales de forma compulsiva.
-
No sentirse seguro o valioso sin el “ok” de alguien más.
Este patrón puede generar una sensación persistente de vacío o insatisfacción, porque la aprobación externa, aunque alivie momentáneamente, nunca llena del todo si no está acompañada de una validación interna sólida.
Las consecuencias de vivir dependiendo de la validación
Cuando vivimos pendientes de la mirada ajena, perdemos conexión con nosotros mismos. Empezamos a actuar según lo que “deberíamos” ser en lugar de quienes somos realmente. Esto puede generar ansiedad, agotamiento emocional y relaciones poco auténticas.
Además, este tipo de dependencia afecta nuestra autoestima: si sólo nos sentimos bien cuando alguien nos aprueba, entonces nuestro valor siempre estará en manos de otros. Cada crítica o silencio se vive como una amenaza. Cada rechazo, como una confirmación de que no somos suficientes.
Cómo cultivar la validación interna
La salida no está en rechazar la validación externa —porque todos la necesitamos en cierto grado—, sino en fortalecer la capacidad de validarnos a nosotros mismos. Algunas estrategias para lograrlo son:
-
Reconocer nuestras emociones sin juzgarlas: Darnos permiso para sentir, sin tener que justificar cada emoción. Lo que sentimos es válido simplemente porque lo sentimos.
-
Identificar nuestras necesidades reales: Muchas veces buscamos aprobación cuando en realidad necesitamos conexión, consuelo o comprensión. Aprender a identificar esto nos permite atendernos mejor.
-
Practicar el autocuidado emocional: Escuchar nuestras voces internas, hablarnos con amabilidad y respetar nuestros límites son formas de validar nuestra experiencia.
-
Cuestionar las creencias limitantes: ¿De dónde viene la idea de que necesitas demostrar algo para valer? ¿A quién intentas impresionar? Preguntarnos esto nos ayuda a romper patrones aprendidos.
-
Tomar decisiones basadas en nuestros valores: Vivir desde la autenticidad implica actuar de acuerdo a lo que es importante para nosotros, más allá de lo que los demás esperen.
-
Buscar vínculos sanos: Rodéate de personas que te validen sin exigirte que dejes de ser tú. El entorno también puede ser un reflejo que refuerce nuestra validación interna.
Una reflexión final
Buscar validación no es un defecto: es una necesidad humana. El problema aparece cuando la convertimos en el único criterio de valor. Aprender a validarnos a nosotros mismos no significa vivir aislados ni volvernos insensibles a los demás, sino construir un espacio interior donde nuestras emociones, decisiones y errores tengan un lugar sin condiciones.
Porque cuando dejamos de buscar desesperadamente la aprobación ajena, empezamos a vivir de verdad. No para gustar, no para encajar, sino para ser.
En la Consulta de Psicología General Sanitaria Ana García Rey realizamos terapia individualizada y de alto nivel, proporcionándote apoyo de calidad y técnicas eficaces.
Llámanos o manda un WhatsApp al teléfono: 644191359.
O, si lo prefieres, envía un email a: anagarciarey.psicologa@gmail.com.
Estamos entre los mejores psicólogos de A Coruña y online, con los mejores precios.