Las afirmaciones positivas son frases breves formuladas en positivo que se emplean para contrarrestar los pensamientos negativos recurrentes y la autocrítica destructiva.
También ayudan a reducir la tensión emocional y a lidiar mejor con la adversidad y la incertidumbre, permiten calmarnos, nos dan seguridad y generan un estado mental que nos permite afrontar mejor el reto que tenemos por delante sin estresarnos tanto, así como una actitud más positiva que nos insta a enfocarnos en nuestras fortalezas y cualidades positivas.
Es decir, tienen una función motivadora, pueden ayudarnos a despejar las dudas, superar el miedo y ver el lado más positivo de la vida o de nosotros mismos.
Por último, las afirmaciones positivas nos permiten trascender la adversidad, lo que reduce nuestra reactividad a la amenaza y protege el bienestar psicológico.
Sin embargo, las afirmaciones positivas no tienen un poder ilimitado, esto es, no harán que las cosas que deseamos ocurran. Para ello es necesario realizar un trabajo psicológico más profundo para cambiar nuestra mentalidad y esforzarnos por alcanzar los objetivos que nos hemos propuesto convirtiéndonos en la persona que deseamos ser.
Además, para que este tipo de declaraciones sean eficaces deben ser, ante todo, creíbles y que estén orientadas al futuro, en vez de reflejar el pasado. Por ejemplo, es más eficaz y motivador decirnos “tengo la fuerza suficiente para salir adelante” que “ya he lidiado con este tipo de situaciones”.
Pero repetir las afirmaciones positivas no funcionarán si no haces nada para conseguir lo que deseas, es decir, hay que llevarlas a la práctica.
Tampoco ayudan a las personas que sufren problemas de salud mental, puesto que en esos casos es necesario abordar el problema subyacente de forma previa.
Asimismo, cuando las afirmaciones positivas están desconectadas de la realidad y no tienen un plan de cambio que las respalde pueden generar estados contrarios al que se desea alcanzar, marcados por emociones como la frustración y la sensación de fracaso. En este sentido, si te repites una frase imposible, como “lograré todo lo que me proponga”, y no tienes un plan de acción sólido, es posible que los fracasos terminen minando aún más tu autoestima y autoeficacia.
Hablarte a ti mismo de manera amable y positiva puede marcar una gran diferencia en tu vida. Eso no significa que lograrás todo lo que te propongas o que los obstáculos en tu camino se esfumarán, pero podrás poner mejor cara a la adversidad y, por ende, responder de manera más resiliente.
A continuación te dejo unos ejemplos de auto-afirmaciones positivas cortas que puedes utilizar en tu día a día:
- Merezco amor y respeto.
- Presto atención a las señales que me envía mi cuerpo.
- Mi pasado no me define.
- Soy mucho más que mis fracasos y errores.
- Priorizo la calma.
- Estoy en el punto donde tengo que estar.
- Voy a esforzarme cada día por dar lo mejor de mí.
- Cada desafío es una oportunidad para crecer.
- Puedo vencer mis miedos.
- Confío en mis potencialidades.
- Tengo la fuerza suficiente para superar este problema.
- Creo en mí.
- Tengo derecho a ser feliz.
- Me siento satisfecho conmigo mismo.
- Tengo derecho a priorizarme y decir “no”.
- Puedo esforzarme para lograr mis objetivos.
- Agradezco tener personas en mi vida que me aprecian y a quienes aprecio.
- Me doy permiso para cometer errores.
- Voy a encontrar mi equilibrio.
Repetir estas afirmaciones positivas es útil, pero asegúrate de que tengan un significado para ti en el momento de la vida por el que estás atravesando, es decir, que resuenen emocionalmente para ti.
Por supuesto, también debes elaborar un plan para hacer realidad esas afirmaciones. Puedes incorporarlas en tu vida como un hábito, usándolas como un mantra personal.
Asimismo, recuerda que lo más importante es aprender a tratarte con compasión, fomentar un diálogo interior positivo y afrontar los problemas con confianza. Las afirmaciones positivas solo son un recordatorio de eso.
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