Vivir en piloto automático significa dejarse llevar por la rutina y por una inercia en la que se hacen muchas cosas pero sin un auténtico sentido o propósito.
En ocasiones es muy cómodo vivir de esta manera, ya que no tienes que preguntarte nada, ni cambiar ni tomar decisiones. Es decir, realizar algunas tareas de forma inconsciente puede ser beneficioso, ya que así el cerebro no tiene que estar siempre pendiente de todo.
Por contra, se torna negativo cuando actuamos en piloto automático en todos los aspectos de la vida. En ese caso, desconectamos el cuerpo de la mente y cada uno va por su lado, lo que es perjudicial para la salud física y mental. La vida en piloto automático suele llevar a la desesperanza, a sentimientos de vacío y depresivos, tener más ansiedad y estrés… Y, muchas veces, el causante de vivir en piloto automático es el estrés y la ansiedad permanente características de la sociedad en que vivimos.
Si te has planteado salir de esta rueda, el primer paso es tomar consciencia de las pequeñas cosas que hacemos en el día a día (como una forma de abrir la mente) y empezar a vivir más en el presente.
Una vida atenta, presente y consciente nos llena de satisfacción, de calma y serenidad (y también es más productiva). Por ello, te invito a que repases tus pequeños automatismos del día a día y reconozcas que puedes influir sobre ellos. Esto te beneficiará a nivel emocional y serán los primeros pasos para una vida más acorde a tu verdadera naturaleza y a tu propósito vital.
En esencia, te propongo revisar poco a poco y con amabilidad hacia tí mismo qué haces a lo largo del día, desde una perspectiva de observador. Trata de ver lo que haces en piloto automático y observa cómo te sientes. Luego, haz esas cosas de manera consciente y trata de percibir la diferencia.
Algunos automatismos más frecuentes:
Son acciones que realizas día a día sin darte cuenta y que puedes modificar con solo un poco de atención, por ejemplo:
- Comer sin prestar atención a los alimentos. La mayoría de las veces comemos sin degustare ingerimos los alimentos con prisa, ya que como hay otra tarea esperando, damos más importancia a terminar rápido que a disfrutar de la comida. Si este es tu caso, puedes probar a realizar una comida al día con atención plena, es decir, oliendo el alimento antes de llevártelo a la boca y tocándolo (si es posible), y cuando lo introduzcas en la boca saboréalo y nota su textura y distintos matices.
- Quejarse de todo por costumbre. Hay ocasiones en las que es necesario quejarse, sin embargo, cuando esta actitud se instala en el día a día y la convertimos en algo habitual sin un fin concreto de mejorar o de buscar una solución a la cuestión que nos preocupa, nos hace más infelices.
- Consultar el smartphone nada más despertar. Muchas personas duermen con el teléfono móvil cerca y nada más despertar miran si hay algún mensaje o notificación. Para ir controlando este automatismo, te propongo que no mires el móvil hasta que haya transcurrido una hora, por lo menos, desde que te has despertado (puedes comenzar por los días que no trabajes o del fin de semana).
- Mirar el smartphone constantemente a lo largo del día. La verdad es que consultamos el teléfono móvil muchísimas veces a lo largo del día, con una media de uso de 3-5 horas diarias, según los estudios más recientes. Esto nos lleva a reflexionar sobre la cantidad de tiempo que podemos llegar a pasar desconectados del mundo real…
- Poner la tv o la radio solo para escuchar algo de fondo. Estar al tanto de las noticias y escuchar programas interesantes es necesario para vivir en sociedad. No obstante, muchas veces conectamos estos aparatos solo por no estar el silencio. Lo cierto es que necesitamos silencio de vez en cuando, ya que es algo reparador, por lo que permitirte espacios de silencio a lo largo del día te ayudará a rebajar el estrés y permitirá a tu mente descansar de los estímulos externos.
- Hacer más de una cosa a la vez. Por mucho que lo intentemos no estamos capacitados para hacer dos cosas a la vez y hacerlas bien. Si estamos ejecutando dos tareas, una de ellas la haremos en piloto automático. Esto es útil, por ejemplo, cuando conducimos (podemos manejar el coche en piloto automático y mientras tanto mantener una conversación). Pero si pretendes atender una llamada de teléfono y al mismo tiempo redactar un e-mail, comprobarás que no es posible, es decir, una de las dos cosas no la estarás realizando correctamente. Por lo tanto, las tareas o actividades, mejor de una en una.
- Pasar horas viendo series (modo maratón) sin darte cuenta del tiempo transcurrido. Este hábito claramente perjudica las horas de sueño o descanso cuando se realiza de noche. Cuando vemos una serie que nos resulta muy interesante, a veces, es difícil Te invito a que revises el tiempo que dedicas a esta actividad y que seas consciente de lo que supone en tu vida y cuál es la finalidad o motivación detrás de este hábito.
- Participar en una conversación y no prestar atención a lo que otros dicen. Es muy común estar pensando en lo que vamos a responder o decir a continuación y, así, perdernos gran parte de lo que la otra persona nos dice. Por tanto, cuando converses te invito a practicar la atención plena, escuchando atentamente los que te cuentan y permitiendo que la otra persona termine de expresarse sin interrumpirla.
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