Cada uno de nosotros interpreta la realidad a su manera y esto influye de forma determinante en nuestro bienestar (o malestar). El hecho de que haya diferentes formas de ver la realidad puede ser muy enriquecedor, pero en algunas ocasiones es la causa de conflictos en el trabajo o en el entorno familiar, por solo citar unos ejemplos. Y esto es así porque los puntos de vista divergentes sobre un mismo hecho pueden dar lugar a discusiones y malos entendidos.

Para ahorrarnos unos cuantos quebraderos de cabeza, tenemos que ser capaces de plantearnos, ante cualquier circunstancia, los diferentes “puntos de vista” para poder ver la situación tal cual es en realidad, en lugar de verla sólo desde un único ángulo o perspectiva (el que concuerda con nuestra percepción o forma de pensar).

Todos tenemos un bagaje emocional, unos recuerdos, creencias y experiencias que nos afectan a la hora de interpretar la realidad. Las personas inflexibles suelen ser rígidas de pensamiento, les cuesta mucho cambiar sus planes o sus opiniones. Suelen frustrarse y enfadarse a menudo y les cuesta escuchar otros razonamientos, rechazan todo lo que no se amolde a su manera de ver la realidad.

Ser rígido e inflexible y no aceptar otros puntos de vista, puede tener muchas desventajas. Este tipo de personas suelen sufrir y sentir insatisfacción y malestar cuando los demás no piensan igual que ellos o las cosas no salen según lo planeado y hay que adaptarse a cambios imprevistos.

Aspectos negativos de la rigidez mental:

  • Ausencia de empatía: al no ser capaces de ponerse en el lugar de la otra persona, las personas rígidas suelen mostrar una falta de empatía y esto puede ocasionar aislamiento y sentimiento de soledad. Asimismo, la convivencia se dificulta con alguien que impone siempre su criterio, no es permeable ni está dispuesto a aceptar nunca otra forma de ver las cosas.
  • Rumiación mental: al no conseguir que otros vean las cosas como ellos, se quedan largo tiempo dando vueltas a sus propios argumentos en la cabeza. Esto puede derivar en malestar psicológico y sufrimiento emocional (mayor tasa de emociones desagradables, como ansiedad, tristeza, frustración, enfado, decepción…).
  • Pérdida de experiencias agradables: cuando una persona es tan inflexible que no está dispuesta a vivir nuevas experiencias ni a dejarse llevar por propuestas ajenas, se perderá la posibilidad de descubrir vivencias que podrían nutrir y alegrar su vida.
  • Inseguridad: en el fondo de los carácteres rígidos suele haber una gran inseguridad y, a veces, problemas de autoestima y confianza en uno mismo. Estas personas se aferran a sus propios pensamientos y costumbres, se cierran en banda y no permiten que otros puedan introducir matices o cambios en su visión de las cosas.
  • Escaso crecimiento personal: al no estar dispuesto a aceptar otras ideas o cambios, las posibilidades de desarrollo y crecimiento personal quedan limitadas, no se avanza ni hay nuevas perspectivas.
  • Baja tolerancia a la frustración y alta necesidad de control.
  • Intolerancia a las emociones desagradables.

Ventajas de ser una persona flexible cognitivamente:

La flexibilidad cognitiva nos permite seleccionar las estrategias que debemos utilizar para adaptarnos a las diferentes situaciones que se nos presentan. Nos ayuda a captar la información del entorno y a responder con flexibilidad, ajustando nuestro comportamiento a los cambios y exigencias de la situación. También desempeña un papel relevante en el aprendizaje y en la capacidad de resolver problemas complejos.

Una persona con buena flexibilidad cognitiva presenta las siguientes características:

  • Alta tolerancia a los cambios y capacidad de generar diferentes alternativas de pensamiento y de respuesta.
  • Capacidad para adaptarse rápidamente a los cambios o novedades y de una tarea a otra.
  • Mayor tolerancia al error y capacidad de ponerse en el lugar de otra persona.
  • Más perspectivas diferentes y mayor facilidad para encontrar múltiples soluciones al mismo problema.
  • Menos emociones desagradables o de menor intensidad ante los cambios.

Recomendaciones para cambiar los patrones de rigidez mental y ser más flexible:

Cuando sientas que otras personas no te entienden y notes que empiezas a enfadarte o a dar vueltas a tu cabeza de manera descontrolada, puedes hacerte las siguientes preguntas (antes de dejarte llevar por la emoción):

  • ¿Es real todo lo que yo estoy viendo o lo estoy pasando por el filtro de mi propia perspectiva?
  • ¿Qué me puede estar influyendo para verlo de esta manera?
  • ¿Desde que otro/s punto/s de vista/s podría ver esta situación?

Asimismo, el mindfulness puede ayudarte a gestionar mejor estas situaciones y a ser más flexible. Toma nota de las siguientes sugerencias:

  • Mira con apertura y curiosidad: observa la situación como si fuese la primera vez que la vieses, con unas lentes nuevas, para poder apreciar todos los diferentes matices.
  • Escucha con curiosidad a los demás: aunque no estés de acuerdo con lo que te cuenten, escuchando se aprende y uno se enriquece de lo que otros ya saben o conocen por experiencia propia (y puede que, tal vez, algo de razón tengan…).
  • Practica el desapego: a veces, debido a inseguridades o miedos es posible que te aferres en exceso a tus ideas o razonamientos. No tienes porqué opinar siempre igual, al igual que tus pensamientos no siempre tienen porqué ser los únicos ni los buenos. Nadie está en posesión de la verdad absoluta.
  • Prepárate para aceptar cambios: cambiar algunas costumbres o formas de pensar y evolucionar puede aportarte grandes beneficios.
  • Permite que las cosas fluyan: en ocasiones, no es necesario seguir insistiendo en un tema y darle vueltas constantemente; simplemente hay que dejarlo pasar, sin tratar de modificarlo ni realizar ninguna acción más. Saber abandonar algo a tiempo es de sabios.

Si quieres ser más flexible cognitivamente, aprende a tomar perspectiva, es decir, aléjate momentáneamente del problema, deja pasar algo de tiempo, míralo desde varios lados… y otras veces, no trates que la situación cambie, porque puede que no esté en tus manos… simplemente, mueve tu enfoque.

Y si por mucho que intentes cambiar tu punto de vista no consigues ver las cosas de otra manera, entonces déjalo estar. No sigas discutiendo con otras personas ni frustrándote contigo mismo, deja que el tiempo pase y abraza la incertidumbre de lo que ocurrirá después.

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