La “adicción” a las nuevas tecnologías se caracteriza por un consumo excesivo de las nuevas tecnologías: ordenador, Internet, móvil, videojuegos y redes sociales, de forma que interfiere significativamente en la vida de una persona.

Actualmente, en la comunidad científica no existe unanimidad a la hora de definir y conceptualizar el fenómeno de la “adicción” a las TICs, por eso al escribir este artículo me refiero a la adicción entre comillas. Aunque la adicción a las TICs comparte ciertos síntomas con la adicción a diversas sustancias, como la falta de control y la tolerancia, todavía no podemos decir que se trate, oficialmente según el DSM-5, de una adicción comportamental (tal como está establecido para el juego patológico o ludopatía).

La “adicción” a las nuevas tecnologías conlleva un deterioro en el control de su uso y se manifiesta en un conjunto de síntomas cognitivos, conductuales y fisiológicos. La persona realiza un uso abusivo de Internet y los dispositivos electrónicos, de tal manera que termina abandonando sus objetivos personales, familiares y/o profesionales.

La pérdida de control y la dependencia son los principales factores que caracterizan a la adicción. En el caso de las TICs, una persona “adicta” puede comenzar por conectarse a Internet o por jugar a videojuegos por el placer de la conducta en sí misma, sin embargo, con el tiempo esta gratificación inmediata suele progresar y se realiza para buscar el alivio a un malestar emocional.

Precipitantes del uso abusivo de las TICs:

  • Disponibilidad
  • Alta estimulación
  • Accesibilidad
  • Anonimato
  • Intimidad

Síntomas de esta “adicción”:

  • Alta sensación de relajación y placer tras el uso de las TICs.
  • Disminución generalizada de la actividad física y descuido de la salud.
  • Cambios drásticos en los hábitos de vida y evitación de actividades importantes (asistencia a clases, etc.), para tener más tiempo para conectarse.
  • Búsqueda y deseo intenso de disponer de más tiempo para estar frente a la pantalla.
  • Privación o cambio en los patrones de sueño, para disponer de más tiempo en la red.
  • Aumento de conflictos, como por ejemplo, falta de atención a las responsabilidades en el estudio, en la colaboración en el hogar…
  • Disminución en la participación de actividades sociales y aislamiento.
  • Mayor y progresivo aumento de la dedicación al uso de Internet.
  • Malestar significativo cuando las tecnologías no pueden utilizarse.
  • Preocupación excesiva por el uso de Internet.
  • Experimentación de una urgencia irresistible de usar Internet.

Consecuencias psicológicas, emocionales y en el rendimiento intelectual (académico y laboral):

  • Aumento de síntomas depresivos y ansiosos, elevados niveles de estrés e irritabilidad, baja autoestima, aumento de la sensación de soledad, menor bienestar y menor satisfacción con la vida…
  • Problemas en el sueño, aumento de la obesidad, afectación del desarrollo psicomotor y del lenguaje, pobre desarrollo emocional y conductual (p.ej.: bajo manejo de la frustración), dificultades en la atención, la concentración y la memoria…
  • Bajo rendimiento escolar y laboral (debido a una mala organización e insuficiente dedicación al área escolar o laboral), cuando la utilización de las TICs resulta inadecuada o problemática.

Recomendaciones para prevenir un uso abusivo de las TICs: 

  • Aprender habilidades sociales y de comunicación asertiva

Enseñar herramientas para relacionarnos con los demás de forma adecuada y positiva y fomentar las relaciones sociales fuera de la web es crucial.

  • Manejo de las emociones

Conocer qué son las emociones y qué función tienen es crucial, ya que el problema surge cuando una persona con dificultades para gestionar sus emociones utiliza las TICs para buscar alivio al malestar emocional (enfado, frustración, tristeza, soledad, ansiedad…) y se genera un círculo vicioso.

  • Trabajar la autoestima

La autoestima sana es un factor de protección muy potente frente a cualquier adicción. La familia es el lugar idóneo para que los niños puedan formar y consolidar una autoestima sana y estable. La familia debe permitir a los hijos equivocarse y rectificar, asumir responsabilidades, ser autónomos y aceptarse y quererse a sí mismos.

  • Desarrollar habilidades de afrontamiento de problemas

Un problema es una situación de la vida que se intenta resolver buscando una solución adecuada. Solucionar un problema de una forma correcta requiere de diversas habilidades que se deberían trabajar con los menores. Es fundamental que seamos conscientes de cómo los adultos resolvemos los conflictos, porque somos un modelo para los niños y adolescentes.

  • Generar alternativas de ocio saludable

El tiempo libre es un momento de disfrute personal donde la persona elige en qué y cómo quiere invertir su descanso. Se debe limitar el tiempo de uso de las TICs y también potenciar actividades alternativas (juegos de mesa, lectura, actividades deportivas…) teniendo en cuenta los gustos y las preferencias de cada uno, para promover emociones agradables. Dedicar parte del tiempo de ocio a navegar por Internet o jugar a videojuegos no resulta, en principio, problemático. El riesgo viene cuando se le dedica más tiempo del adecuado y cuando se abandona la práctica de otras actividades alternativas de ocio que nos resultaban agradables por estar más tiempo conectados.

  • Buena comunicación familiar

Dialogar y escuchar activamente, en un ambiente de cariño y de apoyo emocional, puesto que una adecuada comunicación familiar permite un buen clima de convivencia. Vínculos familiares basados en la empatía, una educación parental con normas de conducta claras, el establecimiento de límites y la implicación de los padres en la vida de sus hijos potencian las fortalezas de los menores y el bienestar familiar.

  • Educación en un uso responsable de las TICs

Es la mejor medida de seguridad en el caso de los menores, que son más vulnerables. No utilizar los dispositivos como premio, sino como herramienta educativa, navegar con los niños y mantener un control de tiempos de uso, incentivar el compromiso y el ejemplo (“cuanto menos, mejor”). Enseñar a no intercambiar información con personas desconocidas, limitar el número de contactos, explicarles los peligros que existen, no divulgar datos personales propios o de terceras personas, establecer normas claras de utilización (tiempo, momento, lugar…), cerrar siempre las sesiones sobretodo en dispositivos de uso compartido, elegir visualizar contenidos positivos…

  • Sistemas de control parental

Son herramientas que permite a los padres controlar y/o limitar el contenido a los que los jóvenes pueden acceder desde sus dispositivos, supervisar las actividades online, limitar el tiempo que pasan frente a la pantalla, bloquear páginas web específicas en función de diferentes categorías, etc.

Recuerda que las nuevas tecnologías simplifican considerablemente nuestros quehaceres cotidianos. Por tanto, el uso es positivo, siempre que sea adecuado y razonable y no se dejen de lado el resto de las actividades propias de la vida (estudiar, hacer deporte, ir al cine, salir con los amigos, relacionarse con la familia, etc.).

Espero que estas recomendaciones hayan sido de utilidad.

No obstante, la mejor forma de superar una “adicción” a las nuevas tecnologías es acudiendo a un profesional de la salud mental.

En Psicólogos Coruña Ana García Rey estamos especializados en intervención psicológica en adicciones, te ayudaremos a comprender los desencadenantes de este uso abusivo y a cambiar estos patrones de comportamiento dañinos, proporcionándote apoyo y técnicas eficaces para conseguirlo.

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