El miedo al conflicto es un temor habitual que se da, principalmente, en personas que sufren de ansiedad, que tienen autoestima frágil y/o una necesidad excesiva de aprobación o temor al rechazo. Estas personas suelen evitar los conflictos debido a que les preocupa excesivamente decir (una opinión diferente) o hacer algo que moleste a los demás o por temor a sus reacciones. Sin embargo, aunque evadir la confrontación puede aliviar la ansiedad a corto plazo, a medio-largo plazo se perpetúa el temor a afrontar estas situaciones y no se adquieren las habilidades necesarias para superarlo. Y esto termina creando problemas en las relaciones y a nivel personal (sentimientos depresivos, frustración, impotencia, disminución de la autoestima…).

El principal inconveniente de no afrontar este temor es que no se aprende a debatir ni a discutir con los demás de una forma saludable, necesario para tener una vida plena y satisfactoria (por ejemplo, afrontar los desacuerdos en pareja, mostrar una opinión diferente en el trabajo…).

Este temor supone un verdadero problema cuando una persona evita la más mínima confrontación, cuando compromete sus verdaderos sentimientos, cuando acumula frustraciones, cuando no respeta sus propios derechos, necesidades, etc. De este modo, no reconocer ante los demás nuestras emociones o pensamientos puede dar lugar a sentimientos depresivos y de soledad. También afecta a nuestras relaciones porque se corta la comunicación honesta con las demás personas. Si bien puede parecer la mejor manera de afrontar el conflicto, la realidad es que esta evitación daña las relaciones con los demás y con nosotros mismos.

Recomendaciones para afrontar el miedo al conflicto y no evitarlo

  • Reconoce tus sentimientos: 

Ser consciente de cómo te afectan las emociones puede ayudarte a conocerte más a ti mismo, así como a los demás. Examina y cuestiona tus sentimientos. Trata de comprender el por qué de estas sensaciones y los pensamientos negativos asociados.

  • Gestiona tus emociones: 

Cuando tengas que afrontar un problema con otra persona, en lugar de centrarte en lo que sientes (rabia, miedo, frustración…), intenta ser lo más objetivo e imparcial posible. Maneja adecuadamente tus emociones y luego explica el problema de forma racional.

  • Disminuye el estrés y relájate

Para afrontar los problemas de forma efectiva, conviene reducir el estrés que ello comporta. Para evitar que las emociones tomen el control, practica la atención plena (mindfulness) e intenta centrarte en las sensaciones que sientes en esos instantes, sin juzgarlas.

  • Responde (en vez de reaccionar):

Pregunta por lo que quiere transmitir la otra persona, no interpretes ni atribuyas intenciones negativas. Trata de desactivar esta reacción casi automática y cámbiala por una respuesta más mesurada y meditada.

  • Cambia de perspectiva:

Pregúntate si existen otros puntos de vista posibles y, aunque la otra persona muestre un estilo comunicativo agresivo o pasivo agresivo, intente no ponerte al mismo nivel. Las discusiones o los conflicto no son batallas a ganar. Un mejor enfoque es intentar persuadir a la otra persona con tus argumentos de que crees firmemente en tu punto de vista.

  • Considera los desacuerdos como simples pensamientos:

Muchas personas piensan que cuando están en una confrontación o una discusión con los demás, están lidiando con sus creencias y sus ideales. Sin embargo, esto no es así, ya que no tenemos por qué identificarnos con nuestros pensamientos, a pesar de que creamos que son la realidad.

  • Traza un plan:

Adelantarse a un posible desacuerdo con una persona trazando un plan de acción ayudaría a decirle aquello que piensas. La recomendación es ensayarlo en casa frente al espejo antes de dar el paso.

  • Entrena la asertividad y el decir «no»:

Si no estás de acuerdo con lo que comenta la otra persona, puedes responderle de forma asertiva (de forma cortés) e incluso negarte a realizar lo que te solicita. Lo adecuado es que le transmitas cómo te gustaría que se comportara o llegar a un acuerdo viable.

  • Resuelve el problema y no pienses más en él

Deja de rumiar dándole vueltas constantemente a los pensamientos derivados de las situaciones conflictivas. No permitas que estas espirales crezcan en tu mente y adopta un enfoque más resolutivo y centrado en la solución.

 

Espero que estos consejos te hayan sido de utilidad.

No obstante, si crees que te cuesta mucho expresarte y decir lo que piensas en situaciones conflictivas, es recomendable que acudas a un profesional de la salud mental.

En Psicólogos Coruña Ana García Rey te ayudaremos a superar este miedo, fomentando la confianza en ti mismo y consiguiendo que te comuniques de forma asertiva, proporcionándote apoyo y técnicas eficaces para conseguirlo.

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