El síndrome del impostor no es un trastorno psicológico reconocido en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM), pero se está empezando a considerar como un síndrome con entidad propia. Aunque no esté validado como trastorno, se debe tratar, ya que estos síntomas merman considerablemente el bienestar psicológico.

El síndrome del impostor se basa en la creencia de que los logros que se consiguen a nivel laboral se deben a la buena suerte o casualidades. La persona que lo sufre se siente como un fraude, como si no mereciese lo que ha logrado o tiene en la vida. Cree que es un incompetente, aunque los resultados indiquen lo contrario (es decir, aunque dichos resultados se correspondan claramente con los de una persona competente) y rechaza las pruebas de que sus logros son conseguidos por mérito propio. Son personas muy exigentes consigo mismas y ello hace que se pongan metas muy elevadas, tanto que resulta casi imposible alcanzarlas.

En muchas ocasiones hallamos el origen de este síndrome en la infancia. Suelen ser personas que han crecido en un entorno que no reconocía sus éxitos y a los que se les exigía que consiguiesen más metas, independientemente de las que hubiesen logrado.

Otras veces, también puede deberse a que se les comparaba con sus hermanos/as, de forma desfavorable.

 

Características de las personas que padecen el síndrome del impostor

  • Constante comparación con los demás:

Se fijan en las cualidades que tienen los demás y que ellos no tienen, sin ver el conjunto de la persona. Cuando se comparan ellos, valoran únicamente sus defectos.

  • Dudas acerca de las habilidades propias:

Sienten que sus habilidades o todo lo que logran se debe a factores de buena suerte o casualidad. Aprueban por haber tenido suerte, consiguen un buen trabajo por fortuna, logran el ascenso gracias a la buena suerte… Así, no reconocen sus cualidades y se centran solo en sus defectos, a pesar de que son muy buenas en lo que hacen.

  • Excesivo miedo al fracaso:

Además de este temor, interpretan como fracasos pequeños errores naturales.

  • Bajas expectativas en relación al resultado:

Piensan que el resultado que obtendrán será malo e insuficiente, pese a que experiencias previas digan lo contrario. Asimismo, no valoran de forma realista los logros conseguidos.

  • Falta de confianza:

Estas personas no refuerzan las habilidades propias, no confían en ellas mismas y se sienten poco capaces en general. Suelen pensar: «no seré capaz, no lo lograré”…

  • Excesivo perfeccionismo:

Constantemente se esfuerzan en dar lo mejor de sí mismas, se ponen estándares y metas muy elevados, son muy autoexigentes y autocríticas consigo mismas. No se permiten aflojar la dedicación en su trabajo, olvidándose de las demás esferas de su vida.

  • Baja autoestima:

La falta de confianza en uno mismo y no valorar los logros conseguidos lleva a que se construya una autoestima débil y un autoconcepto muy negativo.

  • Miedo a ser descubiertos:

Sienten que en algún momento alguien les descubrirá y sabrá que no valen para su posición. Esto hace que vivan con el temor constante a que se descubra que no son merecedores de los éxitos que obtienen y les echen del trabajo, no consigan el ascenso…

 

Si te sientes identificado con muchas de estas características, puedes hacerte las siguientes preguntas para evaluar si realmente sufres este síndrome:

  • ¿Te preocupa que alguien descubra que no eres suficiente?
  • ¿Crees que los demás sobrevaloran tu éxito?
  • Después de un éxito, ¿lo descartas (puesto que lo atribuyes a la buena suerte)?
  • ¿Piensas que has engañado a otros para que crean que tienes más éxito del que realmente tienes?
  • ¿Sientes que no mereces tus logros?

 

Consecuencias del síndrome del impostor

  • Autoestima frágil e inestable:

No suelen aceptar los cumplidos, ponen excusas, los rechazan o contestan devolviendo el cumplido al otro, menospreciando sus logros. Y esto termina afectando a la autoestima.

  • Falta de confianza:

Son personas que no explotan sus capacidades y, muchas veces, acaban trabajando por debajo de su potencial. Al carecer de confianza en si mismos, trabajan a un nivel que no es el que tienen, postergan tareas para evitar enfrentarse a ellas y hacen menos de lo que realmente pueden.

  • Conformismo:

Estas personas suelen conformarse con lo que tienen y no piden ascensos ni cambian de trabajo. Aunque detrás de este conformismo aparente se esconde, no la falta de capacidad, sino el miedo al fracaso o el no sentirse merecedores del cambio.

  • Exceso de perfeccionismo y autoexigencia:

Otras veces se exigen tanto que trabajan forzados, mucho más de lo que deberían, no son capaces de desconectar del trabajo y constantemente sienten que lo que hacen no es suficiente.

  • Estrés y ansiedad:

Esta sintomatología forma parte de su día a día y les afecta en otras áreas de su vida: problemas en las relaciones sociales, familiares, con la pareja, aislamiento, insomnio, contracturas y tensión muscular…

  • Abandono y absentismo:

Cuando todas estas consecuencias psicológicas se sostienen durante un tiempo, estas personas suelen necesitar coger bajas laborales por agotamiento mental y físico. También pueden pensar en abandonar y/o cambiar de trabajo.

  • Burnout (agotamiento) y depresión:

Con el tiempo, pueden llegar a sentir una profunda insatisfacción con la vida, perder sus objetivos vitales y caer en un episodio depresivo mayor.

 

Algunas recomendaciones para superar el síndrome del impostor

  • Actúa con confianza en ti mismo:

Finge que tienes confianza en ti mismo, aunque te parezca que eres un impostor. No puedes esperar a tener confianza en ti mismo para actuar con confianza, así que crea una versión de ti mismo donde muestres confianza. Esto contribuirá a que, poco a poco, vayas construyendo más confianza en ti mismo y esto se volverá parte de tu patrón de comportamiento.

  • Cuestiona tus pensamientos negativos y tus miedos irracionales:

Corrige la percepción negativa de ti mismo y de tu trabajo.

  • Da pequeños pasos hacia tus metas:

Trabaja para reducir el perfeccionismo, intentando hacer las cosas a poco a poco y en pequeños pasos para poder visualizar mejor tus éxitos.

  • Trabaja en tu autoconocimiento:

Evalúa tus cualidades y defectos, para ser consciente de que tienes las habilidades suficientes para desempeñar tu trabajo.

  • Habla acerca de tus sentimientos:

Compartir con personas cercanas estos sentimientos de inferioridad puede hacer que tomes consciencia del problema y que sepas por qué te sientes así.

  • Visualiza que eres capaz de conseguir tus metas:

La visualización te ayudará a lograr tus objetivos y a poder afrontar los fracasos con mejor perspectiva.

  • No te compares con los demás:

Las comparaciones son perjudiciales. En vez de compararte, céntrate única y exclusivamente en tus virtudes.

Espero que estos consejos te hayan sido de utilidad.

No obstante, si crees que padeces el síndrome del impostor, es recomendable que acudas a un profesional de la salud mental.

En Psicólogos Coruña Ana García Rey te ayudaremos a superar este síndrome y a fomentar la confianza en ti mismo, proporcionándote apoyo y técnicas eficaces para conseguirlo.

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