A lo largo de la vida, tenemos que elegir en numerosas situaciones entre diferentes alternativas: ¿Qué quiero estudiar? ¿Me independizo o sigo en casa? ¿Ésta es la persona que me gustaría tener como pareja? E incluso, cuestiones más triviales: ¿Qué como hoy? ¿Qué ropa me pongo? ¿Por qué ruta voy? ¿Qué ejercicios hago en el gimnasio?…
Algunas elecciones son fáciles y otras, no tanto. En aquellas elecciones que no resultan tan fáciles es donde podemos llegar a tener un problema: cuando nos bloqueamos al tener que tomar una decisión y no somos capaces de decantarnos por ninguna alternativa.
Detrás de este bloqueo suele estar el miedo a equivocarnos, el no querer renunciar a ninguna opción, el miedo a lo desconocido, el miedo al qué dirán, etc. También influye el momento vital en el que nos encontremos y, por supuesto, nuestras emociones.
A continuación, comparto algunas recomendaciones que pueden resultar útiles a la hora de tomar una decisión:
- Valora y considera todas las opciones.
A veces estamos entre dos opciones sin darnos cuenta de que hay más alternativas, ya que tendemos a la dicotomización: A o B, y nos olvidamos del resto del abecedario… En este sentido, puede ayudarte el reflexionar sobre el por qué de la decisión (los motivos), es decir, por qué te gustaría tomar esta decisión, qué pasaría si no lo hicieses, cuáles serían las consecuencias…
- Visualiza cada una de las opciones.
Intenta imaginar con todo detalle cada opción y cómo te hacen sentir (si alguna de las opciones no te hace sentir bien, ya has escogido… o, al menos, puedes descartarla).
- Lista los pros y los contras.
Pon por escrito ese listado y analiza, a lo largo de varios días, todo lo que implica cada una de las ventajas e inconvenientes. Cuando hayas terminado ese proceso, mira a ver qué opción “gana”.
- Guíate por tus valores.
Toma la decisión en base a las cosas que son importantes para ti y que más valoras en la vida.
- No existe una única opción “correcta”.
La mayoría de las veces, no hay una opción buena y otras malas. Normalmente, suele haber más de una opción correcta o buena, y cada decisión tendrá sus cosas buenas y sus cosas malas. Asimismo, muchas alternativas pueden llegar a satisfacerte en función de cómo las interpretes.
- Fija una fecha límite para tomar la decisión.
Para ello, toma en consideración los plazos que tienes para decidir, la dificultad de la decisión, etc. En este punto, es importante que no te quedes en paralizado analizando una vez tras otra los pros y los contras de cada alternativa. Al decidir, has de dejar las otras opciones atrás para poder avanzar. Movilízate a la acción, puesto que la mayor parte de las veces es complicado estar al 100% de convencido. Recuerda que es necesario actuar para avanzar, tomar riesgos y comprometerse con una opción, sin mirar atrás.
- Contrarresta los miedos que te impidan avanzar.
Algo muy frecuente es el miedo a equivocarnos, que se refleja en darle vueltas constantes a: “¿Y si me arrepiento? ¿Y si era mejor la otra opción? ¿Y si la otra alternativa hubiese sido mejor? ¿Qué hubiera ocurrido si…?”
Esto no podemos saberlo y pensarlo no es útil, puesto que no nos deja estar en el presente. Además, no podemos tenerlo todo: al elegir una alternativa, renunciamos a otras. Y también podemos reconducir el camino elegido hacia otra dirección, en caso de tener que cambiar de rumbo.
Por tanto, confía en ti, en tu criterio y en el proceso que has seguido para tomar esta decisión. Y si te equivocas, aprenderás algo y afrontarás esa situación, llegado el caso. Acepta también la posibilidad de que pueden presentarse dificultades, es decir, que algo puede salir mal y que puedes equivocarte. No podemos estar seguros de que las cosas vayan a salir bien y según lo planeado, pero podemos confiar en que intentaremos hacerlo lo mejor posible.
Recuerda que el antídoto de la inseguridad es la autoconfianza; no el buscar la seguridad absoluta y el control.
Para adquirir la confianza necesaria, hemos de arriesgarnos y de enfrentarnos a las dificultades que puedan presentarse. De esta forma, iremos aprendiendo a superarlas y eso hará crecer la confianza en nosotros mismos.
Espero que estos consejos te hayan ayudado.
Si crees que te cuesta tomar decisiones y te estancas en el proceso, es recomendable que acudas a un profesional de la salud mental, ya que detrás de esta incapacidad para tomar decisiones podría existir sintomatología depresiva. Si no te decides, habla con una persona de confianza y permite que sea ella quien solicite una cita psicológica y/o te acompañe.
En Psicólogos Coruña Ana García Rey te ayudaremos a superar la inseguridad a la hora de tomar decisiones, proporcionándote apoyo y técnicas eficaces para conseguirlo.
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