En España, a mediados de 2020, había 2,1 millones de personas con un cuadro depresivo, según la Encuesta Europea de Salud, cuyos datos difundió el Instituto Nacional de Estadística (INE) en abril del año pasado. De todas ellas, 230.000 sufrían una depresión grave.

Estos datos reflejan que la depresión es un trastorno muy prevalente.

Aún así, para muchas personas puede ser incomprensible, sobre todo si nunca se ha padecido. Ello contribuye a que sobre la depresión pesen numerosos mitos y creencias erróneas, fruto del desconocimiento y del todavía estigma presente sobre los problemas de salud mental.

Las personas con depresión suelen sufrir la incomprensión de muchas de las personas que las rodean, que no terminan de entender cómo les afecta en su día a día ni la gravedad y la incapacidad que genera. Esto se traduce, en la persona afectada, en ansiedad, culpa, malestar, vergüenza, aislamiento, sentimientos de inadecuación e ineficacia… y dificulta o imposibilita hablar con sus allegados de cómo se sienten e, incluso, retrasa la hora de buscar ayuda profesional.

El conocimiento y la comprensión de la depresión es de gran ayuda en la normalización de este trastorno. Por ello, hoy me gustaría desmontar los mitos más extendidos sobre la depresión en nuestra sociedad para no caer en juicios erróneos:

  • Mito: La depresión es consecuencia de un hecho traumático

FALSO. Aunque muchas depresiones se desencadenen por una situación adversa (muerte de un ser querido, estado de importante estrés sostenido, ruptura sentimental, pérdida del trabajo…), a veces no se identifica en su origen un factor externo claro.

  • Mito: Las personas con depresión están siempre tristes

FALSO. Cada persona puede tener síntomas diferentes. En algunas personas, puede primar una incapacidad para experimentar sensación de placer y disfrute, sin que suponga estar en un estado de tristeza profunda.

  • Mito: La depresión y la tristeza son lo mismo

FALSO. La tristeza es una emoción pasajera y temporal que sentimos todos en ciertos momentos de nuestra vida. En cambio, la depresión es un trastorno que incapacita e interfiere de forma significativa en la vida de quien la padece, y tiene sus propios síntomas, los que definen la existencia de un episodio depresivo mayor. Difieren en cuanto a intensidad, frecuencia y gravedad (la tristeza se situaría en el extremo leve del malestar y la depresión se acercaría al polo opuesto).

  • Mito: La depresión es para toda la vida

FALSO. Recibiendo una intervención psicológica adecuada (basada, fundamentalmente, en la Terapia cognitivo conductual), combinada o no con tratamiento farmacológico cuando esté indicado, se consigue en la mayoría de los casos una remisión de los síntomas y la persona puede volver a hacer vida normal. Por tanto, la persona adquiere unas habilidades y técnicas terapéuticas que le ayudarán a prevenir una posible recaída en el futuro.

  • Mito: La depresión se cura sola

FALSO. Los síntomas de la depresión, como el cansancio, el insomnio, los dolores musculares, los cambios de apetito o la alteración del pensamiento, impiden recuperarse por sí solo a quien la padece. Es vital tomar consciencia de que se tiene una depresión y pedir ayuda a profesionales de la salud mental para recibir una intervención adecuada. El tiempo no cura, empeora…

  • Mito: La medicación es suficiente para recuperarse

FALSO. Los psicofármacos intervienen regulando el desajuste químico en el cerebro y tratando la base bioquímica de la depresión (serotonina, dopamina, adrenalina…). Pero en la mayoría de los casos esto es insuficiente y, además, sólo se recomienda tomar antidepresivos cuando la depresión alcanza el estado de grave. Por ello, en la mayor parte de los casos (leve y moderado), el tratamiento de primera línea es la psicoterapia y cambios en el estilo de vida.

  • Mito: La depresión en personas mayores de edad avanzada es más difícil de tratar que en las personas jóvenes

FALSO. El curso de la depresión en nuestros mayores es idéntico al de las personas jóvenes y la respuesta al tratamiento es igual de buena.

  • Mito: Los hombres no sufren depresión

FALSO: La depresión no es cuestión de género. Este mito se asienta en que, en ocasiones, los hombres tienden a esconder su malestar a su entorno más cercano y ello provoca que, cuando se les diagnostica una depresión, los síntomas sean más graves.

  • Mito: Los niños no tienen depresión

FALSO. La depresión en la infancia tiene síntomas distintos a los de la depresión en la adultez. A veces, pasa desapercibida porque se confunde con otros problemáticas, como episodios intensos de irritabilidad, por ejemplo.

  • Mito: Cuando una persona no supera la depresión es porque es débil

FALSO. En la depresión influyen numerosas sustancias químicas, variables biológicas y socioculturales que no guardan relación con el carácter ni con la personalidad de la persona. Es decir, no tiene que ver con ser más o menos fuerte o débil. La depresión aparece sin distinguir entre personalidad, estatus socioeconómico, edad, género…

  • Mito: Se puede fingir la depresión

FALSO. Resulta muy difícil simular una depresión, ya que genera un gran sufrimiento personal y se acompaña de algunos síntomas visibles y fácilmente reconocibles para los profesionales de la salud mental.

 

Espero que estos consejos te hayan ayudado.

Si crees que estás pasando por una depresión, es recomendable que acudas a un profesional de la salud mental cuanto antes. Si no te sientes con fuerzas, habla con una persona de confianza y permite que sea ella quien solicite una cita psicológica y/o te acompañe.

En Psicólogos Coruña Ana García Rey te ayudaremos a recuperar el bienestar, proporcionándote técnicas eficaces para conseguirlo.

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