A veces, experimentamos sentimientos de culpabilidad por acciones o comportamientos del pasado, que nos persiguen durante cierto tiempo en relación a cuestiones que ya no tienen solución.

La culpa, como emoción que es, tiene varias funciones. Una de ellas es la de hacernos ver que nos hemos comportado de forma inadecuada en ciertas situaciones pasadas. Otra función es que nos invita a pensar y a reflexionar en un modo más adaptativo de comportarnos de cara al futuro. Por último, gracias al sentimiento de culpa, podemos ser conscientes y reparar el daño que hemos causado a otras personas.

Sin embargo, la culpabilidad excesiva es un sentimiento que mina el ánimo y hace que empeore nuestro bienestar. Es decir, cuando la culpa es demasiada o se prolonga en el tiempo e interfiere con nuestro día a día, deja de cumplir esa función adaptativa y es cuando necesitamos acudir a un profesional de la salud mental para que nos proporcione diversas estrategias para manejarla.

Hoy quiero compartir contigo una estrategia simple que espero que te haga ver las cosas con otra perspectiva. Te invito a poner en práctica lo siguiente: cuando te veas sobrepasado por ese sentimiento de culpa, piensa que en ese momento con tus circunstancias y la información y los recursos que tenías, hiciste lo que pudiste hacer o lo mejor que pudiste. Acepta los hechos del pasado y perdónate por lo sucedido.

Recuerda que estar continuamente pensando en ello, machacarte y juzgarte no sirve de nada; al contrario, lo empeora todo: tu ánimo, tu bienestar, tu modo de afrontar el futuro… Además, ahora ya no eres el/la mismo/a de antes, has cambiado tanto tú como tus circunstancias. Por eso, no te castigues por ello.

Perdónate y vive el presente, en el aquí y el ahora.

Si necesitas ayuda profesional para superar sentimientos relacionados con la culpa excesiva, estoy a tu disposición. Te enseñaré varias técnicas para poder pasar página.