A veces ocurre que el niño que de pequeño era buen estudiante y, además, disfrutaba practicando una actividad deportiva (como el fútbol), al crecer y convertirse en adolescente, empieza a bajar su rendimiento académico y a desinteresarse por el deporte.

 

¿Por qué sucede esto?

No existe un único factor, sino una combinación de ellos. Una variable reside en el desafío y los constantes cambios que conlleva la adolescencia. En esa época el máximo interés de los jóvenes se centra en pertenecer a un grupo de iguales, con el que se sientan identificados. Otra variable relevante es la búsqueda de autoafirmación y la lucha por la independencia respecto de sus padres y las normas impuestas en el hogar familiar.

Pero uno de los factores que más veo en consulta es que muchos han perdido la motivación.

Por ejemplo, ante varios suspensos consecutivos, debidos a la dificultad creciente de las asignaturas o a una mala racha, suelen venirse abajo, dejan de confiar en sus habilidades y entran en una espiral de pensamientos negativos que los llevan a plantearse seriamente el abandono prematuro de los estudios.

En el ámbito deportivo, el desánimo y la falta de motivación pueden venir motivados porque el entrenador no los valora lo suficiente, por lo que pierden el interés por la actividad. Asimismo, si el entrenador o los padres ponen el énfasis en la competición y en la obtención de resultados (ganar a toda costa) más que en el disfrute o el esfuerzo, esto termina generando una profunda desmotivación en los adolescentes.

En todos estos casos, la falta de motivación lleva finalmente al abandono académico y/o deportivo.

 

¿Pero qué entendemos por “motivación”?

La motivación es la voluntad o disposición a realizar una acción para satisfacer una necesidad. Es decir, es aquello que nos mueve a hacer una cosa y a no hacer otra en función de nuestros deseos y necesidades momentáneos. Asimismo, es importante diferenciar entre dos tipos de motivación. Una de ellas podríamos llamarla motivación extrínseca, que es cuando realizamos una tarea simplemente como un fin para obtener algo o por obligación. Y el otro tipo es la motivación intrínseca. Esta podemos reconocerla fácilmente, ya que cuando estamos motivados intrínsecamente fluimos en esa actividad, disfrutamos, el tiempo pasa sin darnos cuenta y no nos percatamos del cansancio o la fatiga.

 

¿Por qué es tan importante estar motivados?

La motivación es esencial para afrontar el día a día. Todos necesitamos estar motivados para ir al trabajo, al colegio, hacer las tareas del hogar, practicar deporte, comer de forma más saludable…

Existen muchas estrategias para perseverar en una actividad, sobre todo en el caso de que sea una tarea difícil o no nos guste inicialmente. Además, el aprendizaje de estas estrategias permite que, aunque a veces la motivación fluctúe, se pueda conseguir mantener un buen rendimiento y persistir en la actividad en cuestión.

 

Si notas que últimamente estás desanimado y has perdido la motivación, puedo ayudarte. Tanto si has perdido el interés por las actividades que antes realizabas como si has dejado de confiar en tus habilidades, contar con una ayuda temporal externa al principio para volver a motivarte es lo más efectivo. De esta forma podrás retomar las riendas de tu vida posteriormente por ti mismo.

Llámame para solicitar más información o para pedir una cita conmigo.