Los principales Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) son tres: la Anorexia Nerviosa, la Bulimia Nerviosa y el Trastorno por Atracón. Por ser el TCA más frecuente, hoy hablaremos sobre el último.
Las personas que padecen Trastorno por Atracón suelen tener episodios de atracones recurrentes, caracterizados por la ingesta de una gran cantidad objetiva de comida en un período de tiempo corto, unido a la sensación de pérdida de control sobre lo ingerido. Por ejemplo, son incapaces de detener la conducta de comer o no pueden controlar lo que ingieren ni la cantidad. Además, suelen presentar alguno de los siguientes patrones alimentarios: comer de forma voraz, seguir comiendo incluso sintiendo malestar por la plenitud, comer aún cuando no existe hambre fisiológica, comer a escondidas, y/o sentir vergüenza, abatimiento y malestar intenso tras los atracones.
A diferencia de la Bulimia Nerviosa, las personas con Trastorno por Atracón no vomitan tras los atracones, por lo que suelen aumentar de peso considerablemente. Esto agrava patologías previas o incrementa la probabilidad de padecerlas. Algunas enfermedades asociadas son: la hipercolesterolemia, el sobrepeso y la obesidad, la hipertensión elevada, el riesgo de padecer diabetes, las enfermedades cardíacas, etc.
Además, suele ser muy común que presenten sintomatología depresiva y ansiosa, aislamiento social y deterioro significativo de su calidad de vida.
Las causas que subyacen a este trastorno son una inadecuada regulación de las emociones, dificultades en las relaciones interpersonales, baja autoestima y, en ocasiones, un perfeccionismo patológico y una elevada autocrítica. La impulsividad es otra característica presente. Junto con la insatisfacción corporal y una sobrevaloración del peso, de la imagen corporal y del ideal de delgadez imperante en la sociedad actual.
Este trastorno suele comenzar en la adolescencia o adultez temprana, pero la vergüenza que producen los atracones hace que muchas personas no se decidan a pedir ayuda profesional hasta bien entrada la adultez. Aunque esto no supone ningún obstáculo para comenzar a redirigir su vida, aprender técnicas de regulación emocional y unos patrones de alimentación saludables y, así, evitar que el trastorno se cronifique.
En mis Sesiones de Terapia aplico el Protocolo basado en la Terapia Cognitivo Conductual Mejorada, que es el que ha demostrado las mayores tasas de eficacia a la hora de abordar este trastorno.
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