Criar a un hijo es uno de los mayores retos que enfrenta una pareja. Este proceso, además de ser profundamente gratificante, puede dar lugar a desacuerdos significativos entre los cuidadores principales. Estas diferencias pueden surgir de valores, creencias y estilos de crianza distintos, y aunque son naturales, pueden convertirse en una fuente de conflicto si no se manejan adecuadamente.

Origen de los desacuerdos en la crianza

Los desacuerdos suelen tener sus raíces en experiencias pasadas, normas culturales y patrones familiares aprendidos. Cada miembro de la pareja trae consigo un conjunto único de ideas sobre cómo debería ser la crianza, a menudo influenciadas por cómo fueron criados.

Por ejemplo, una persona que creció en un hogar donde se priorizaba la disciplina estricta puede sentir que las reglas y límites claros son esenciales, mientras que su pareja, criada en un ambiente más permisivo, puede considerar que la flexibilidad fomenta la creatividad y la independencia en los niños. Estas diferencias no son necesariamente incompatibles, pero pueden generar tensiones si no se discuten y equilibran.

Áreas comunes de desacuerdo

Existen varias áreas donde las parejas tienden a discrepar en temas de crianza, entre las cuales destacan:

  1. Disciplina: Diferencias en cuánto control ejercer, qué límites establecer y cómo manejar el comportamiento inapropiado.
  2. Estilo parental: Algunos prefieren un enfoque autoritario, mientras que otros se inclinan por la crianza democrática o permisiva.
  3. Valores y creencias: Conflictos sobre qué principios inculcar, desde la religión hasta la ética y las prioridades educativas.
  4. Roles de género: Diferencias en cómo se asignan las responsabilidades de cuidado, educación y tareas del hogar.
  5. Tiempos y actividades: Desacuerdos sobre la cantidad de tiempo que los niños deben pasar en actividades extracurriculares, uso de dispositivos electrónicos o tareas académicas.

El impacto de los desacuerdos en los niños

Cuando los desacuerdos no se resuelven adecuadamente, pueden tener un impacto negativo en el bienestar emocional de los niños. Algunos de los efectos incluyen:

  • Inseguridad emocional: Si los niños perciben tensiones constantes entre sus cuidadores, pueden sentirse inseguros o confundidos.
  • Comportamiento manipulador: Los niños pueden aprender a aprovechar los desacuerdos para manipular a los padres, jugando con las diferencias para obtener lo que desean.
  • Confusión de límites: Si las reglas son inconsistentes entre los cuidadores, los niños pueden tener dificultades para comprender las expectativas y los límites.

Por otro lado, cuando los padres manejan los desacuerdos de manera constructiva, pueden modelar habilidades importantes como la negociación, la empatía y la resolución de conflictos, lo que puede tener un impacto positivo en el desarrollo del niño.

Cómo manejar los desacuerdos en la crianza

  1. Comunicación abierta y respetuosa: Hablar de manera regular y sincera sobre las expectativas, preocupaciones y valores relacionados con la crianza es fundamental. Evitar acusaciones o críticas directas ayuda a mantener una comunicación constructiva.
  2. Identificar puntos en común: Aunque las diferencias pueden parecer profundas, suele haber valores compartidos en el fondo. Por ejemplo, ambos pueden estar de acuerdo en querer lo mejor para sus hijos, aunque difieran en cómo lograrlo.
  3. Flexibilidad y compromiso: Reconocer que no siempre habrá una solución perfecta para ambos y estar dispuesto a ceder en ciertos puntos es esencial. Esto no significa abandonar las propias convicciones, sino encontrar un equilibrio.
  4. Buscar una guía externa: A veces, consultar con un psicólogo puede ayudar a mediar los conflictos y proporcionar estrategias basadas en evidencia. Asimismo, acudir a unas sesiones de terapia de pareja puede ser muy recomendable.
  5. Priorizar el bienestar del niño: En última instancia, todas las decisiones deben tomarse pensando en lo que es mejor para el desarrollo emocional, social y físico del niño.
  6. Establecer un frente unido: Es importante que los cuidadores presenten una postura coherente ante los hijos, incluso si no están completamente de acuerdo en privado. Las discusiones sobre desacuerdos deben llevarse a cabo lejos de los niños para evitar exponerlos a tensiones innecesarias.

La importancia de la autoconciencia en la crianza

Un aspecto crucial para resolver desacuerdos es que cada miembro de la pareja reflexione sobre sus propios valores y creencias. Preguntas como: “¿Por qué este tema es tan importante para mí?” o “¿De dónde viene mi visión sobre este aspecto de la crianza?” pueden ayudar a comprender mejor las raíces del conflicto y abrir espacio para el entendimiento mutuo.

La crianza no solo se trata de guiar a los hijos, sino también de crecer como adultos, aprendiendo a ser más flexibles, compasivos y dispuestos a colaborar con la pareja.

Conclusión

Los desacuerdos en la crianza de los hijos son una parte inevitable de la vida en pareja. Sin embargo, no tienen que convertirse en una fuente de conflicto destructivo. Con comunicación, empatía y compromiso, es posible convertir estas diferencias en oportunidades para fortalecer la relación de pareja y el ambiente familiar.

Al final, lo que más importa no es que los cuidadores estén siempre de acuerdo, sino que trabajen juntos para proporcionar un entorno seguro, amoroso y consistente en el que los niños puedan prosperar.

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