La disociación es un fenómeno psicológico complejo que se caracteriza por la desconexión de ciertos aspectos de la conciencia, la memoria, la identidad o la percepción del entorno. Este mecanismo de defensa, que generalmente ocurre como respuesta a situaciones de estrés extremo o trauma, puede variar en intensidad, desde una desconexión temporal de la realidad hasta alteraciones más profundas en la percepción del yo y el mundo. Aunque la disociación puede ser adaptativa en momentos de crisis, cuando se convierte en una respuesta crónica o recurrente, puede interferir gravemente con la calidad de vida y el bienestar emocional.

Tipos de disociación

Existen diferentes formas de disociación, que incluyen:

  1. Disociación leve: En su forma más leve, la disociación puede manifestarse como la desconexión temporal de los eventos cotidianos, como cuando una persona se pierde en sus pensamientos o se siente «fuera de sí» durante un periodo de estrés. También puede ocurrir durante actividades repetitivas, como conducir largas distancias, donde la persona pierde la noción del tiempo o se siente desconectada del entorno.
  2. Trastornos disociativos: En su forma más grave, la disociación puede dar lugar a trastornos disociativos como el trastorno de identidad disociativo (antes conocido como trastorno de personalidad múltiple), en el que una persona tiene dos o más identidades o estados de personalidad distintos. Otros trastornos disociativos incluyen el trastorno de despersonalización y desrealización, en el que el individuo experimenta una sensación persistente de estar separado de su cuerpo (despersonalización) o de que el mundo que lo rodea es irreal (desrealización).

Causas de la disociación

La disociación suele ser una respuesta a experiencias traumáticas. El abuso físico, sexual o emocional durante la infancia es uno de los factores de riesgo más comunes. Los eventos traumáticos o abrumadores pueden provocar un estado en el que la mente se «desconecta» de la experiencia para proteger al individuo del dolor o la angustia asociados con el trauma. La disociación puede ser vista como un mecanismo de defensa que permite a la persona enfrentar la experiencia sin quedar atrapada por las emociones asociadas a ella.

Impacto de la disociación

Aunque la disociación puede proporcionar un alivio temporal, a largo plazo puede tener efectos perjudiciales. Cuando una persona se disocia frecuentemente, puede experimentar:

  • Dificultad para recordar o procesar experiencias pasadas: Esto puede llevar a una sensación de «lagunas» en la memoria o la confusión sobre eventos importantes de la vida.
  • Sentimientos de desconexión emocional: Las personas con disociación pueden sentirse «fuera de sí» o como si su vida estuviera siendo vivida por otro, lo que puede llevar a una falta de conexión emocional con los demás.
  • Problemas de identidad: La disociación crónica puede dificultar el establecimiento de una identidad clara y coherente, lo que a menudo se asocia con el trastorno de identidad disociativo.
  • Estrés y ansiedad: La disociación puede aumentar el estrés y la ansiedad, ya que la persona puede sentirse atrapada en su propia mente y desconectada del presente.

Cómo superar la disociación

Superar la disociación requiere un proceso gradual y consciente que implica tanto la aceptación del fenómeno como la implementación de estrategias terapéuticas y prácticas de autogestión. A continuación, se presentan algunas de las claves para superar la disociación:

  1. Reconocimiento y comprensión: El primer paso para superar la disociación es reconocer que es un mecanismo de defensa que surgió para protegerse en momentos de trauma o estrés. Comprender que la disociación tiene una raíz emocional y psicológica puede permitir al individuo comenzar a explorar sus causas y trabajar en su sanación.
  2. Terapia psicológica: La psicoterapia es uno de los tratamientos más efectivos para la disociación. La terapia cognitivo-conductual (TCC) es particularmente útil para abordar los patrones de pensamiento que pueden contribuir a la disociación. Otras formas de terapia, como la terapia basada en la atención plena (mindfulness), también puede ser beneficiosa.
  3. Mindfulness y técnicas de grounding: Las técnicas de mindfulness o atención plena son útiles para ayudar a la persona a reconectarse con el momento presente y su cuerpo. Estas prácticas ayudan a anclar a la persona en la realidad y a reducir los episodios disociativos. El grounding (anclaje) incluye prácticas como respirar profundamente, tocar objetos con diferentes texturas, o concentrarse en los sonidos a su alrededor para restablecer la conexión con el aquí y ahora.
  4. Establecer una rutina y apoyo social: Mantener una rutina diaria estructurada y rodearse de un círculo de apoyo emocional puede ser crucial para las personas que experimentan disociación. La conexión social y el apoyo de amigos, familiares o psicólogos pueden proporcionar un sentido de seguridad y estabilidad.
  5. Manejo del estrés y la ansiedad: El estrés y la ansiedad suelen ser factores que desencadenan o empeoran la disociación. Técnicas de relajación, como la meditación, el yoga o la respiración profunda, son herramientas útiles para reducir el estrés y evitar los episodios disociativos.
  6. Paciencia y autocompasión: Superar la disociación es un proceso que lleva tiempo. La autocompasión es esencial durante este proceso, ya que el individuo debe ser paciente consigo mismo y comprender que el cambio llevará tiempo. El autocuidado y la atención a las necesidades emocionales y físicas también son fundamentales.

Conclusión

La disociación es un mecanismo de defensa que puede surgir como respuesta a experiencias traumáticas, pero cuando se convierte en una forma crónica de lidiar con el estrés, puede afectar la calidad de vida. Superar la disociación implica un proceso de autoconocimiento, sanación y reconexión con el momento presente. La terapia, las prácticas de mindfulness, el apoyo social y el manejo del estrés son herramientas clave para restaurar la conexión emocional y la coherencia del yo. Con paciencia, autocuidado y apoyo adecuado, es posible sanar de la disociación y llevar una vida más plena y conectada.

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