Convivir con una persona que tiene adicciones puede ser extremadamente difícil y puede tener efectos profundos y perjudiciales tanto en la persona que vive con la adicción como en quienes la rodean.
Las adicciones, ya sean al alcohol, las drogas, el juego (ludopatía) o juegos online, u otras sustancias o comportamientos adictivos, pueden afectar todos los aspectos de la vida cotidiana y las relaciones interpersonales.
En este artículo, exploraremos los diversos daños psicológicos, emocionales y sociales que pueden surgir al convivir con una persona con adicciones.
- Desgaste emocional y estrés constante
Una de las consecuencias más comunes de convivir con una persona con adicciones es el desgaste emocional y el estrés constante. Las adicciones suelen estar acompañadas de comportamientos impredecibles, mentiras, manipulaciones y crisis recurrentes. Esto puede generar ansiedad, depresión, culpa y sentimientos de impotencia en quienes están cercanos a la persona con problemas de adicciones. El estrés continuo puede terminar afectando la salud mental y física de manera significativa.
- Conflictos y problemas de comunicación
La convivencia con una persona con adicciones puede dar lugar a conflictos constantes y problemas de comunicación. La adicción puede provocar discusiones sobre el comportamiento problemático de la persona, las consecuencias negativas de la adicción y los intentos fallidos de ayudar a la persona a cambiar. La falta de comunicación efectiva puede dificultar la resolución de problemas y la búsqueda de soluciones conjuntas.
- Problemas financieros y laborales
Las adicciones pueden llevar a problemas financieros significativos. La persona con adicciones puede gastar grandes sumas de dinero en su adicción, descuidando las responsabilidades financieras como pagar facturas o mantener un empleo estable. Esto puede generar estrés adicional en la familia o en quienes conviven con la persona, llevando a situaciones de endeudamiento o pérdida de estabilidad financiera.
- Aislamiento social y pérdida de relaciones
Convivir con una persona con adicciones puede resultar en un aislamiento social progresivo. Las relaciones con amigos y familiares pueden deteriorarse debido a la vergüenza, el estigma o el agotamiento emocional. Las personas cercanas a la persona pueden sentirse avergonzadas de la situación y optar por alejarse o evitar interacciones sociales para evitar confrontaciones o discusiones.
- Impacto en la salud mental y física
El estrés crónico asociado con la convivencia con una persona con problemas de adicciones puede tener un impacto negativo en la salud mental y física. Las personas afectadas pueden experimentar ansiedad, depresión, insomnio, dolores de cabeza u otros síntomas físicos relacionados con el estrés. El cuidado propio puede descuidarse en medio de la preocupación y el agotamiento emocional.
- Ciclo de codependencia
En muchos casos, las personas cercanas a alguien con problemas de adicciones pueden caer en un ciclo de codependencia. Esto implica rescatar continuamente a la persona adicta de las consecuencias de su comportamiento, como encubrir mentiras, prestar dinero o ignorar problemas graves. Este patrón de comportamiento puede perpetuar la adicción y dificultar la recuperación tanto para la persona con adicciones como para quienes la rodean.
- Sentimientos de culpa y responsabilidad
Las personas que conviven con alguien con adicciones pueden experimentar sentimientos abrumadores de culpa y responsabilidad. Pueden cuestionarse si podrían haber hecho algo para prevenir la adicción o para ayudar a la persona a recuperarse. Estos sentimientos pueden ser destructivos y afectar negativamente la autoestima y la salud emocional.
Algunas estrategias para afrontar la situación y la convivencia
Afrontar la convivencia con una persona con problemas de adicciones requiere valentía, paciencia y apoyo. Algunas estrategias útiles son las siguientes:
- Buscar apoyo profesional: Consultar a un psicólogo especializado en adicciones puede proporcionar orientación y herramientas para manejar la situación de manera más efectiva.
- Establecer límites claros: Es fundamental establecer límites saludables y comunicarlos de manera clara y consistente.
- Priorizar el auto-cuidado: Dedicar tiempo para cuidar la salud física y emocional es esencial para mantener la fortaleza necesaria para afrontar los desafíos derivados de la situación.
- Explorar opciones de intervención: En casos severos, puede ser necesario considerar intervenciones formales para motivar a la persona con adicciones a buscar tratamiento profesional integral (por ejemplo, comunidades terapéuticas).
En conclusión, convivir con una persona con adicciones puede tener consecuencias devastadoras en la vida emocional, social y física de quienes están cerca. Es fundamental buscar apoyo, establecer límites claros y priorizar el cuidado personal para mitigar el impacto negativo y promover un ambiente de recuperación y bienestar integral de todas las personas involucradas.
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