Una persona complaciente o con necesidad de agradar hace lo que sea necesario para mantener felices a otras personas y ganar su aprobación, anteponiendo las necesidades de los demás a las suyas. Aunque ser amable y servicial con los demás se considera un rasgo bueno (y lo es cuando se presenta de forma moderada), cuando una persona basa su comportamiento en complacer demasiado a los de su alrededor puede llegar a resultar perjudicial.
Las consecuencias más habituales para la persona extremadamente agradable son: agotamiento y desgaste, rabia y frustración (debido a que hacen cosas que no quieren), estrés y ansiedad. Otros problemas asociados son las dificultades para hacerse respetar ante los demás (déficit de asertividad), causadas por el miedo a perder la relación o la consideración de los demás.
Características más comunes de las personas demasiado complacientes:
- Su valía depende de los demás:
Necesitan la validación y el criterio de los demás para sentirse bien. Sienten que agradar y hacer muchas cosas por los demás les traerá aprobación y la aceptación social.
- Les cuesta decir «no»:
Las personas que son muy complacientes tienen dificultades para negarse a realizar favores o peticiones de los demás, incluso cuando ello les perjudica.
- Baja autoestima y falta de confianza en sí mismas:
Estas personas acostumbran a no valorarse lo suficiente, por lo que intentan complacer a los demás para sentirse aceptadas y reafirmar, así, su valía.
- Excesivo sentido de responsabilidad:
Las personas que tienen tendencia a ser complacientes suelen asumir la responsabilidad de diferentes acciones o situaciones, aún cuando no les corresponda.
- Evitación de conflictos:
Las personas excesivamente complacientes rehúyen las situaciones ambiguas o conflictivas, incluso si conlleva no respetar sus derechos o sus opiniones.
- Temor a ser juzgadas por los demás y miedo a defraudar:
El miedo a ser evaluadas de forma negativa suele ser común en las personas con necesidad excesiva de aprobación.
- Tendencia a justificarse en exceso:
Suelen excusarse o pedir constantemente disculpas por errores que no pertenecen a su responsabilidad.
- Esfuerzos continuos por adaptarse:
Tienden a cambiar sus actitudes y comportamientos, de tal forma que no difiera del de los demás, para encajar socialmente y ganarse el respeto y validación de los demás, y aunque no estén de acuerdo o no tengan en cuenta sus deseos y necesidades.
Algunas recomendaciones para reducir la necesidad excesiva de complacer a los demás
- Trabaja para aumentar tu autoestima:
Vigila tu diálogo interno y cámbialo si es negativo. Sé consciente de que tu valor como persona no viene determinado por tus acciones o por la visión que tengan los demás de ti. Es imposible gustar a todas las personas, por lo que ser demasiado complaciente no te garantizará su respeto o aprobación.
- Entrena la asertividad:
Sé consciente y entrena las áreas que necesitas mejorar en cuanto a comunicación asertiva (por ejemplo, decir “no” cuando no quieres hacer algo).
- Pon límites:
Empieza a respetar tus derechos, deseos y necesidades y establece tus límites. Aprende a identificar aquello que no quieres hacer y que no toleras de los demás y comunícaselo de forma asertiva. Comienza paulatinamente por pequeñas conductas y acciones.
- Tú eres tu máxima prioridad:
Si tienes que actuar constantemente en contra de voluntad, solo por complacer a los demás, ¿cómo acabarás sintiéndote? Si no quieres que tu salud mental se resienta, empieza a ponerte como prioridad (siempre y cuando no vulneres los derechos ni el respeto de los demás).
- Ayuda a quién realmente quieras ayudar y cuando quieras hacerlo:
Pregúntate a ti mismo los motivos por los que deseas ayudar a los demás. Filtra a las personas que realmente merecen que te impliques más con ellas.
Espero que estos consejos te hayan sido de utilidad.
No obstante, la mejor forma de conseguir que te priorices y reduzcas esa necesidad excesiva de complacer y agradar a los demás es acudiendo a un profesional de la salud mental.
En Psicólogos Coruña Ana García Rey te ayudaremos a reducir la necesidad de complacer siempre a los demás y otros síntomas propios de esta problemática (frustración, ansiedad, estrés…), proporcionándote apoyo y técnicas eficaces para conseguirlo.
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