La frustración es una emoción secundaria que sentimos cuando percibimos obstáculos que se interponen en la consecución de nuestros objetivos y no sabemos cómo lidiar con ellos. La capacidad que tenemos para poder lidiar con nuestras frustraciones, indica nuestra tolerancia ante estos desafíos u obstáculos que se interponen en nuestro camino. Así, la tolerancia a la frustración se podría definir como la capacidad para manejar los eventos inesperados de la vida así como las emociones desagradables que pueden surgir ante estos obstáculos.
Las personas que tienen poca tolerancia a la frustración pueden experimentar muchas dificultades para manejar los obstáculos que se interponen en el logro de sus objetivos vitales. Y esta poca resiliencia ante los obstáculos puede implicar que acaben dejando de lado sus metas (sobre todo, si son tareas más complicadas) o no se esfuercen para mejorar su vida.
Cómo se manifiesta habitualmente la baja tolerancia a la frustración
- Pobre regulación emocional:
Cuando una persona no afronta correctamente un problema a causa de que posee baja tolerancia a la frustración puede llorar sin motivo, tener arrebatos de ira, comportamientos impulsivos y/o compulsivos, etc.
- Procrastinación:
Las personas con poca tolerancia a la frustración pueden posponer constantemente una tarea que suponga cierta dificultad o sea monótona, con el malestar posterior que conlleva.
- Ansiedad:
Las personas con baja tolerancia a la frustración suelen tener constantes preocupaciones sobre el futuro, lo que lleva a sufrir más ansiedad (se genera un círculo vicioso).
- Menor tolerancia al estrés:
Cuando no se aprende a tolerar la frustración, no se acaban desarrollando los recursos suficientes para gestionar las emociones negativas que pueden surgir ante un problema. Y ello implica que no se sepa hacer frente el estrés de forma adecuada.
- Se prioriza la gratificación inmediata:
Se suele buscar la gratificación inmediata (por ejemplo, comida altamente palatable, ver un maratón de series…) cuando no se tolera bien la frustración. Estas actividades actúan como “válvulas de escape” para no enfrentarse a la tarea.
- Impulsividad:
Las personas con baja tolerancia a la frustración pueden tratar de finiquitar una situación de manera impulsiva o dejar de que el problema se corrija solo.
- Menor autoconfianza:
No afrontar los problemas de forma habitual suele acabar minando la autoestima y la confianza en uno mismo.
Algunas recomendaciones para incrementar la tolerancia a la frustración
- Calma tu cuerpo (relájate):
La frustración puede provocar síntomas fisiológicos, similares a los de la ansiedad o el estrés que sentimos ante una situación problemática. Te ayudará realizar respiraciones diafragmáticas, meditar, ejercicios de relajación, yoga, etc.
- Trátate bien a ti mismo/a (cuida tu diálogo interno):
Las personas con baja tolerancia a la frustración suelen tener palabras hacia sí mismas muy negativas y peyorativas. Es importante cambiar la manera en la que nos dirigimos a nosotros mismos, haciendo hincapié, por ejemplo, en que somos válidos y poseemos la capacidad necesaria y suficiente para enfrentarnos a la tarea que tenemos que realizar.
- Practica la atención plena (Mindfulness):
Céntrate en el aquí y el ahora (en lugar de alimentar pensamientos negativos y creencias irracionales), puesto que te permitirá aprender a tolerar la frustración y las emociones desagradables.
- Pon “en cuarentena” tus creencias irracionales:
Por ejemplo, si piensas que “la vida debería ser más fácil o más cómoda y no tendrías que afrontar ciertas dificultades” (creencias irracionales limitadoras), podrías empezar a cuestionar la validez de estos supuestos y sustituirlas por otras más racionales.
- Acepta las situaciones difíciles y/o injustas:
A veces, la baja tolerancia a la frustración está alimentada por pensamientos catastrofistas (por ejemplo, “estas cosas siempre me pasan a mí”). Si ese es tu caso, trata de mantener la perspectiva y aprende a aceptar que siempre podemos encontrarnos con injusticias.
- Entrena la tolerancia a la frustración:
La tolerancia a la frustración requiere práctica. de la misma forma que pasa con otras habilidades. Por ello, es recomendable trabajar en estas habilidades de manera progresiva, con paciencia y esfuerzo.
Espero que estos consejos te hayan sido de utilidad.
No obstante, la mejor forma de desarrollar la tolerancia a la frustración y vencer el hábito de procrastinar es acudiendo a un profesional de la salud mental.
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