En las etapas infantiles y juveniles muchos niños y adolescentes sufren, sin su entorno darse cuenta, de ansiedad, que suele pasar inadvertida al ser niños que no producen conductas disruptivas (se portan bien con los demás) ni alteran el orden de convivencia con sus iguales ni en casa.
¿Cómo se manifiesta la ansiedad en niños y adolescentes?
La ansiedad infantil engloba a un conjunto de alteraciones desadaptadas respecto de una reacción emocional normal, que terminan por convertirse en sentimientos de nerviosismo o miedo en el joven. Además, en estas etapas, la ansiedad se manifiesta en forma de temor o preocupación constantes, irritabilidad, enfados, problemas para dormir, dificultad para concentrarse, pérdida de apetito (aunque en algunos casos puede aumentar), retraimiento, fatiga, dolores de cabeza o molestias en el estómago.
La ansiedad en la etapa infanto-juvenil es un problema bastante común y, cuando se presenta, suele venir acompañada en ocasiones de sentimientos depresivos, por lo que debe ser abordada cuanto antes para prevenir el desarrollo de posteriores alteraciones psicopatológicas más graves.
Los trastornos de ansiedad más relevantes en esta etapa son: el trastorno de ansiedad por separación, las fobias específicas (a la oscuridad, a ciertos tipos de animales), el trastorno de ansiedad generalizada, el mutismo selectivo, la ansiedad social y la agorafobia, entre otros.
Existen muchos factores que entran en juego a la hora de desarrollar un trastorno de ansiedad, algunos son genéticos y otros de tipo ambiental o situacional. Y, aunque existen diferencias individuales en cuanto a la vulnerabilidad a la ansiedad de un niño, las prácticas de crianza que instauran los padres juegan un papel primordial en el correcto desarrollo de la inteligencia emocional del hijo, en su desarrollo equilibrado y en una menor probabilidad de que aparezca ansiedad y depresión.
Por ello, si crees que tu hijo/a puede estar padeciendo ansiedad, pide cita y juntos podremos ayudarle a manejar la ansiedad.